POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS… ¡MUJER!

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Manjón Guinea

Licenciado en Ciencias de la Información, Criminólogo y escritor

FOTO AUTOR

Por María Marcos
Licenciada en Derecho y Librepensadora

 

Por los siglos de los siglos, amén. Eso es lo que debió decir Dios a partir de imponer el merecido castigo a Adán y Eva y expulsarlos del paraíso dejándolos deambular por el mundo terrenal.

Y es que el castigo de la mujer se está haciendo igual de largo que la propia locución latina que viene a significar para siempre o eternamente. A mis ojos, la mujer no ha sido otra cosa, in saecula saeculorum, más que un ciudadano de segunda, de tercera o incluso inferior a un animal si nos vamos a culturas como la afgana durante el régimen talibán.

Si nos remontamos a cualquier ámbito histórico por muy lejano que parezca, siempre ha sufrido la desigualdad y ha dependido del criterio y la generosidad del hombre. Y es que lo de provenir de la costilla de Adán con el fin de ser su equivalente a él, realmente no ha sido así. Más bien se nos ha visto como un anexo o complemento a esa virtud y originalidad del hombre que él sí que fue creado con las propias manos de Dios a partir del barro.

MUJER

Si en el Imperio Romano empieza nuestro actual calendario, d.C., considerando el nacimiento de Cristo el primero de nuestra era (era cristiana) es decir que ya van 2205 años. Y nos remontamos también a la Edad de Piedra, es decir unos 2,8 millones de años a.C. aproximadamente, echen las cuentas de lo difícil que está siendo cambiar y revertir esta situación en la que siempre nos tocó en el reparto de las principales tareas, la crianza de los hijos y su función como esposa.

Nos guste o no, esto es así, desde que el hombre es hombre y la mujer, mujer incluso desde que éramos monos.

Entonces ¿qué quieren? Es tal la acumulación de hartura y ninguneo la que tenemos a nuestras espaldas, que ahora ya no se puede parar. Cuando mi hijo me pregunta si soy feminista, le respondo que sí. Claramente. Pero no es un sentimiento que deba a un partido político u otro. Soy feminista porque me debo a mi misma y a mis contemporáneas para lograr la igualdad, y no ser discriminada por ser mujer tanto a nivel intelectual como físico.

Cuantas veces esas mujeres que nos han precedido no se habrán preguntado porque les ha tocado el rol impuesto por la sociedad. Pero la diferencia es que algunas como Guglielma de Bohemia, considerada por algunos la encarnación del Espíritu Santo e identificada con la aspiración de las mujeres al sacerdocio o escritoras como Christine de Pizan (la ciudad y las damas 1405) mantenían una lucha individual que a poco o a ningún sitio llegaba. Por eso es tan importante la causa colectiva.

Una causa colectiva que empezaría con la Revolución Francesa (1789) y la defensa por la igualdad entre los ciudadanos, aunque con el problema de dejar fuera de la categoría de ciudadanos a la propia mujer. Tuvo que ser Olympe de Gouges, escritora y filósofa francesa quien elaborara en 1791 nuestra propia Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, acabando guillotinada en el 1793, se imaginan el porqué.

Bueno, sólo quiero que se entienda que esto viene siendo así desde hace demasiado tiempo. No piensen en una sociedad normal con relaciones normales, con la que, probablemente, se identifique y seguramente tenga el privilegio de vivir, donde es cierto que pocas dudas van quedando sobre la valía de la mujer e incluso se le reconozca no solo la igualdad sino también la superioridad.

Piensen en esos otros entornos, más lejanos, fuera de nuestra visión progresista, donde va quedando cada vez menos cabida a pensar que lo biológico pueda determinar nuestro rol en la vida. Donde no es oro todo lo que brilla y queda mucho por hacer. El androcentrismo y la invisibilidad de la mujer existe y probablemente más cerca de lo que piensas, mientras me lees.

Ese modelo patriarcal, que tanto usan algunas políticas y que, si no fuese por su posterior falta de ejemplo en sí mismas, tendría bastante valor. Esa jerarquización social y empresarial que ha supuesto un trato desigual y los famosos techos de cristal. Incluso a nivel médico, hasta hace poco el androcentrismo nos ha llevado a estudiar las enfermedades desde la mirada masculina, con el hombre como objeto de estudio y por lo tanto han dejado a la mujer fuera de los ensayos clínicos y por lo tanto la ausencia de una investigación diferencial que ahonde en las particularidades femeninas.  Un ejemplo «tonto» pero muy visual de lo que nos ha rodeado y marcado a lo largo de la existencia.

8M. Imagen creada con IA
8M. Imagen creada con IA

La evolución a favor de la igualdad es imparable. En algunos terrenos aún muy impensable e insondables como el deporte, en concreto el futbol. El femenino, aunque cada vez más visto y seguido, pero más desde la curiosidad, que no olvidemos mató al gato, y bajo una mirada incluso diría de lastimosa por pensar que pueda llegar a equipararse al futbol masculino. Pero como a veces hablo con mi amigo Hugo, con quien comparto además de horas de futbol infantil, la idea de que tiempo al tiempo para que se dé la vuelta a la tortilla y como tantas cosas, el futbol sea una más.

La religión también ha sido un obstáculo poderoso y omnipresente, con la idealización de la familia y los roles tan marcados de cada uno de sus miembros. Pero se puede ser feminista y mantener intacta tu fe. Es un camino que está avanzando a nivel terrenal y en estratos jerárquicos inferiores. Nos quedaría por trabajar en las jerarquías más altas e incluso atrevernos a pensar en la posibilidad de un Papa femenino. Pero tratándose de la representación de San Pedro en la tierra, el favorito de los apóstoles, tal vez no lleguemos nunca a tener una Mama y más cuando solo pronunciarlo, con cierto estilo entre gitano e italiano, nos contagiamos de sorna y burla. No sé si estos, mis ojos, lo verán. Pero hay que verbalizarlo para creerlo y creerlo para serlo. Aquí dejo mi semillita.

Y lo que me temo nunca veremos, será la ausencia de violencia «física» sobre la mujer. A día de hoy es más que evidente que el hombre supera a la mujer en fuerza física y esto es una cuestión hormonal difícil de cambiar. Nuestra evolución física difícilmente nos pueda llevar a ser iguales o superiores al hombre. Esto hace que la imposición del tamaño físico y la fuerza sobre la mujer sea difícil de combatir y por lo tanto evitar las situaciones de acosos y violaciones al menos en las relaciones heterosexuales, aunque si de disminuirlas.

Y como en alguna parte de este artículo, el feminismo tiene que empezar por una misma, al mismo tiempo que por los que te rodean. Verte igual de capaz que cualquier para hacer lo que te propongas sin distinción de género y sólo diferenciando entre personas capacitadas o no, entre personas constantes o no, entre personas voluntariosas o no, entre personas implicadas o no, entre personas cultivadas o no, entre personas trabajadoras o no.

La celebración del 8M, debe ser un must como el día del orgullo gay. Al final se trata de recordar que hay colectivos, somos un sexo, pero también un colectivo, que merecen celebrar su salida del armario, su reconocimiento social, su visibilidad sin excusas, sin justificaciones, sin agradecimientos, sin preocupaciones, sin temores.

Ser uno mismo sin más y pensar como diría Virginia Wolf, «no hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente».

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